Aparte de la comida, la bebida es fundamental en una boda. No solo acompaña al menú seleccionado, sino que también fomenta las conversaciones entre los invitados, creando un ambiente acogedor. Por ello, elegir un buen vino para servir es esencial para que la velada sea un éxito.
Sin embargo, antes de decidir qué vino ofrecer, es importante considerar también la selección de otras bebidas para los invitados.
No todos los vinos combinan bien con todos los alimentos, ya que cada plato requiere su maridaje ideal. Lo más recomendable es realizar una cata previa para determinar cuál será el vino que acompañará la celebración. Si tu boda se celebra en Jerez, o sois grandes amantes de esta ciudad y sus vinos, podéis organizar una cata en una bodega emblemática y probar diferentes jereces, vinos versátiles y mágicos.
Aunque las opciones son muchas, es importante disponer de distintos tipos de vinos, ya que no todos los invitados tienen los mismos gustos. Aun así, veamos qué dice el protocolo de la mano de la enóloga Ángela Pelayo Martínez, quien nos guiará en esta elección.
Maridajes con vinoLos vinos de Jerez son muy versátiles y podemos utilizarlos en diferentes momentos de la boda, como la entrada, los aperitivos, durante la comida, el momento de las copas y, por supuesto, el brindis.
El Fino es un vino generoso típico del Marco de Jerez, considerado uno de los más elegantes y distintivos de Andalucía. Se caracteriza por su tonalidad dorada con ribetes verdosos, intenso, fino y punzante, con aromas de panadería, almendras frescas y membrillo. Es fresco, seco y con cuerpo.
Su maridaje ideal incluye quesos, jamón ibérico, pescado, comidas asíaticas, mariscos, arroces y verduras, y siempre se sirve muy frío.
El Amontillado es un vino generoso que combina dos tipos de crianza: biológica (como el Fino) y oxidativa. Esta doble evolución lo convierte en uno de los vinos más complejos y elegantes de Jerez, con una personalidad única. Presenta color ámbar con ribetes verdosos, es intenso y punzante, fresco, persistente y seco, con recuerdos a pan tostado, avellanas y madera.
Es uno de los vinos más versátiles. Podemos maridarlo con pescado, arroces, cocina mexicana o hindú, así como con alcachofas o espárragos.
El Palo Cortado es un vino generoso de Jerez que combina la elegancia aromática de un Amontillado con la estructura y profundidad de un Oloroso. Es, por excelencia, el vino más misterioso de la familia de los jereces, ya que su nacimiento no siempre sigue un proceso totalmente predecible. Presenta color ámbar, es intenso y ligeramente punzante, cálido, persistente y seco, con notas de frutos secos y madera.
Se puede maridar con quesos, carnes de caza, guisos o chocolate.
El Cream es un vino generoso de licor típicamente jerezano, elaborado a partir de una mezcla —normalmente de Oloroso o Palo Cortado y Pedro Ximénez—. Presenta color castaño con ribetes ámbar y brillante, cálido, dulce y aterciopelado, con buen equilibrio y persistencia, y notas de pasas, dátiles y madera.
Su maridaje es variado y original: quesos azules, fruta, helados, foie gras o quesos curados.

Dentro del mundo del Jerez existen auténticas joyas enológicas, como los vinos VOS (con más de 20 años de crianza) y VORS (con más de 30 años), reconocidos por su complejidad y carácter excepcional. Algunos incluso proceden de soleras históricas o ediciones muy exclusivas. Estos vinos pueden formar parte de un momento realmente memorable de la boda, como el brindis, o convertirse en un detalle único para regalar a las personas más especiales.

Combina a la perfección con las carnes más fuertes, como las carnes rojas (cabrito, ternera o lomo).
El vino tinto ofrece muchas versiones de sabor, desde los más suaves hasta los más intensos. Es aconsejable contar con dos variedades: una más joven y otra crianza, para que todos los invitados puedan disfrutarlo a la perfección, incluso sin ser expertos catadores.

Es el más recomendado para acompañar aperitivos y entrantes. Combina a la perfección con quesos frescos, pescados, verduras, arroz y mariscos. Si tienes pensado servir aves o carnes blancas, puedes maridarlos con un vino blanco que tenga algo de crianza. Además, al no ser de sabores fuertes, sino más bien floral y fresco, resulta muy fácil de disfrutar.

Como bien indica su nombre, este vino tiene un color tan característico y es un término medio entre el tinto y el blanco. No es tan fuerte como el tinto, pero tiene más cuerpo que el blanco.
Acompaña muy bien a los pescados rojos, como el atún, y a las carnes blancas, tal como lo haría un vino blanco.

Los vinos espumosos son protagonistas en bodas por su frescura, elegancia y versatilidad. Desde un clásico Champagne o Cava hasta un alegre Prosecco, las burbujas realzan cualquier celebración y armonizan con múltiples sabores. Su acidez y efervescencia los hacen ideales para maridar aperitivos, mariscos, ensaladas frescas, pescados y carnes blancas, mientras que las versiones ligeramente dulces acompañan postres y tartas frutales. Elegir un espumoso seco para el brindis asegura sofisticación, mientras que ofrecer variedades adicionales permite complacer todos los paladares, haciendo de cada copa un detalle memorable en el banquete nupcial.

Una vez que se conoce el tipo de vino que se va a servir, llega el momento de personalizar las botellas, de manera que los invitados no solo se lleven un buen recuerdo en el paladar, sino que también vivan una auténtica experiencia vinícola que les haga rememorar este instante. Además, las botellas personalizadas contribuyen a decorar la celebración, incluso podeís decorarlas con motivos de parras si os casais en Cerro Obregón. Por ejemplo, una botella vacía puede utilizarse para colocar bonitas flores, señalar las mesas o incluso identificar los nombres de estas con los diferentes tipos de vino.
Se pueden ornamentar de muchas maneras: cambiando el color, eligiendo un formato más pequeño, personalizando la etiqueta, etc. Solo hay que explorar la gran variedad de diseños disponibles hasta dar con el más adecuado para cada pareja. Esta idea también funciona perfectamente con bebidas sin alcohol.
Las botellas de vino, decoradas con los motivos de la boda y personalizadas según el gusto de los novios, pueden convertirse en el regalo perfecto para los invitados. Tus amigos y familiares querrán recordar este día como uno de los más emotivos, por lo que recibir un detalle tan personal y experiencial como una botella de vino de calidad con un diseño único es un acierto seguro.
