Cada vez son menos las parejas que deciden casarse en la Iglesia como marca la tradición. De hecho, las bodas civiles suponen dos de cada tres matrimonios en España, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), por lo que representan la forma más habitual de darse el “sí, quiero”.
Aunque hay algunos detalles que no se ven afectados —como el banquete o el coche nupcial—, sí es importante tener en cuenta diversos aspectos que diferencian una boda civil de una celebrada en una iglesia.
El primer paso, como es de esperar, consiste en reservar la fecha de la boda, habitualmente con una antelación mínima de seis meses. El trámite suele ser gratuito en la mayoría de los casos (excepto si la ceremonia se celebra ante notario).
El principal requisito para poder celebrar el enlace es reunir toda la documentación necesaria para el expediente matrimonial: certificado de empadronamiento, partida de nacimiento, DNI y sus fotocopias, declaración jurada de estado civil y copias de los documentos que deberán firmar los testigos que asistirán a la ceremonia.
Para endulzar el momento, es habitual organizar un pequeño cóctel junto a familiares y amigos en un lugar cercano a donde tendrá lugar el casamiento.
Una idea original, si te casas en Cerro Obregón, es ofrecer a tus invitados una copa de Jerez; en épocas de calor, un fino de Cayetano del Pino bien fresquito hace que la boda empiece de una manera memorable.

La ceremonia civil suele tener una duración aproximada de 15 a 20 minutos. No obstante, pueden incluirse lecturas por parte de personas cercanas a la pareja o el clásico ritual de los votos, en el que los contrayentes se dedican unas palabras especiales de amor.
La decoración en las bodas civiles ofrece mayor versatilidad y puede adaptarse completamente a las preferencias de los novios. Existe mucha libertad a la hora de ambientar el espacio de la ceremonia, especialmente en un entorno como la viña, donde la vegetación, el albero y la atmósfera del lugar crean un escenario único.

Una vez finalizada la ceremonia y ya casados oficialmente, existen dos tipos de celebración: una más íntima, en la que solo las personas más cercanas acuden a un restaurante o espacio reducido; y otra más festiva, con un banquete nupcial por todo lo alto. En este último caso, la idea es disfrutar entre amigos y familiares y permitir que los novios vivan una boda sin restricciones.

Lo ideal es escoger un lugar donde pueda celebrarse tanto la ceremonia como el banquete, evitando así desplazamientos innecesarios y garantizando mayor comodidad para invitados y novios.
Casarse por lo civil suele implicar costes menores, aunque es fundamental atender todos los requisitos administrativos y preparar con detalle la documentación antes del día del enlace. Para ello, conviene consultar con antelación todo lo necesario y resolver cualquier duda que pueda surgir.
Una boda civil supone el mismo reconocimiento legal que una boda religiosa, de modo que es una opción igualmente idónea para unir a una pareja en un día especial y romántico.